Cómo abordar el sufrimiento de las personas afectadas por catástrofes y emergencias

Hoy vamos a hablar de un tema sensible, pero necesario: cómo abordamos el sufrimiento emocional tras catástrofes y emergencias. Veremos cómo afectan estos eventos a nivel psicológico y qué estrategias existen para brindar apoyo efectivo a los afectados.

Para abordar este tema, pensemos primero en las emociones comunes que experimentan las personas en situaciones de desastre.

Las emociones en el contexto de una catástrofe

En situaciones de catástrofe, como desastres naturales, accidentes graves o conflictos bélicos, el impacto emocional es profundo y variado. Las personas suelen experimentar emociones como:

  • Shock y confusión: Es la primera reacción al evento, donde la mente se encuentra en un estado de incredulidad.
  • Miedo y ansiedad: La incertidumbre y el temor de que algo similar pueda repetirse pueden causar una ansiedad intensa.
  • Tristeza profunda y duelo: Hay pérdidas tangibles, como la pérdida de seres queridos, del hogar, o de la seguridad y estabilidad. Este duelo puede ser muy complejo y persistente.
  • Ira y frustración: Sentimientos de impotencia e injusticia, sobre todo si el desastre podría haberse evitado o la ayuda no llega a tiempo.
  • Culpa de superviviente: A veces, las personas que sobreviven a un evento traumático sienten culpa por haber sobrevivido cuando otros no lo hicieron.

Las fases del proceso de recuperación emocional

La psicología ha identificado varias fases que, aunque no son universales, ayudan a entender el proceso de adaptación tras una catástrofe. Estas son:

  1. Impacto inicial y negación: La mente intenta protegerse de la magnitud del evento. Las personas pueden experimentar un «entumecimiento» emocional.
  2. Desorganización emocional: Las emociones negativas emergen con fuerza. Aquí aparecen el miedo, la ansiedad y la tristeza.
  3. Procesamiento y adaptación: Con el tiempo, y gracias al apoyo adecuado, la persona empieza a dar sentido a lo ocurrido y, poco a poco, recupera cierta estabilidad emocional.

La importancia del apoyo inmediato y a largo plazo

En términos de intervención, podemos hablar de tres niveles clave de ayuda:

  • Primer nivel: Atención inmediata y primeros auxilios psicológicos. Este tipo de intervención se centra en reducir la angustia en el momento, brindando apoyo a través de una escucha activa y presencia tranquila. Los primeros auxilios psicológicos no requieren un contacto físico, sino estar presentes y disponibles emocionalmente. Es importante crear un ambiente seguro y permitir que la persona exprese sus sentimientos sin juicio.
  • Segundo nivel: Asesoramiento y apoyo emocional continuo. Este nivel es vital a medida que pasa el tiempo y el shock inicial da paso a un sufrimiento más profundo. El trabajo de los psicólogos en esta fase implica ayudar a las personas a identificar y expresar sus emociones, orientándolas a aceptar y procesar la pérdida.
  • Tercer nivel: Intervenciones terapéuticas a largo plazo. Para algunas personas, el trauma persiste y afecta su vida diaria. Aquí entran técnicas como la terapia cognitivo-conductual (TCC), que es muy efectiva en el tratamiento del trastorno de estrés postraumático (TEPT). La TCC ayuda a identificar patrones de pensamiento negativos y a desarrollar estrategias para reemplazarlos por otros más adaptativos.

Recursos y estrategias prácticas para los afectados

A nivel individual, ¿qué podemos hacer para apoyar a alguien que ha vivido una catástrofe? Algunos enfoques útiles incluyen:

  1. Escucha activa y empatía: La persona afectada necesita ser escuchada sin interrupciones ni consejos. Mostrar empatía es clave para que se sienta comprendida y acompañada.
  2. Normalización de emociones: Ayudar a las personas a entender que sus reacciones son normales y humanas es una herramienta que puede aliviar la culpa y la incomprensión de su propio dolor.
  3. Fomento de la resiliencia: Aunque el proceso es lento, la resiliencia es la capacidad de adaptarse a situaciones adversas y es un factor clave para la recuperación. A través de actividades como el apoyo mutuo y la reconstrucción de la red social, las personas pueden empezar a recuperar el sentido de control.
  4. Promover rutinas y actividades diarias: La rutina tiene un efecto organizador en la mente y ayuda a reducir el estrés al ofrecer un mínimo de predictibilidad. Este consejo es especialmente útil para niños y adolescentes, que necesitan un entorno seguro y estructurado.
  5. Reconstrucción de la red social: Mantener la conexión con familiares y amigos puede ser una fuente de consuelo, apoyo y sentido de pertenencia. La cercanía social es un factor protector.

Conclusión y mensaje de esperanza

Sabemos que superar el trauma de una catástrofe no es fácil, y cada persona reacciona de forma distinta. Sin embargo, con el tiempo y el apoyo adecuado, es posible encontrar formas de adaptarse y recuperar una vida significativa. Recordemos que no estamos solos; ante estos momentos difíciles, la ayuda profesional y el apoyo de los seres queridos pueden marcar la diferencia.

Para aquellos que han pasado o están pasando por una situación de emergencia, recordemos siempre: buscar ayuda es un acto de fortaleza, no de debilidad. La recuperación es posible, y existe una red de apoyo dispuesta a ayudar.

Si alguna vez enfrentan una situación de crisis, recuerden que la esperanza y la ayuda profesional son aliadas en el camino de recuperación.

Es la intervención en el programa Hoy por Hoy nuestra Tierra de Radio Cuéllar de la Cadena Ser, de 7 de noviembre de 2024. Puedes escuchar el podcast original en:

https://cadenaser.com/audio/1730987572848

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